SHINee "Kiss kiss kiss"

"Eres como un sueño para mí, quiero ser tu sombra, para siempre poder estar junto a ti"

Arashi "Sakura sake"

"Estos sueños sin nombre han brotado, no mires hacia atrás porque no hay un mañana detrás de ti, mira hacia adelante"

SNSD "All my love is for you"

"Incluso si estas muy lejos de mí, solo cierra los ojos y mi corazón estará cerca de ti"

---
--- -------
RECOMENDACIÓN DRAMA!!! RECOMENDACIÓN PELÍCULA

Ayudante de Cupido- Capitulo 1°- “Cazando Corazones”



Desde la creación, el "amor" ha sido clasificado como una bendición, un bello regalo para aquel que es poseedor de él. Ese maravilloso sentimiento que parece nacer de la nada para unir los corazones y sumergirlos en una especie de "hechizo mágico".

Hizo una pausa, dejando entre ver el notorio semblante de fastidio y desagrado que se enmarcaba en su cara con la sola mención de esa desagradable palabra… "Amor", el mayor signo de debilidad humana. Pensó. Respiró un poco más tranquilo y prosiguió.

En la antigua Grecia, este valioso obsequio era otorgado según la mitología griega por uno de los dioses más importantes de ese imperio, su nombre era Eros, mejor conocido en estos tiempos como Cupido. Así es, ese pequeño y "tierno" querubín alado que con su arco y flechas era capaz de unir a dos corazones destinados a estar juntos y así amarse el resto de sus vidas y… bla, bla, bla, un montón de patrañas y estúpidas cursilerías más. Toda una sarta de artimañas y manipulaciones que las industrias y comercios inventaron y explotaron para desfalcar a los idiotas e ilusos mortales.

-¿Por qué sé todo esto?.- Sonrió con amargura al momento en que maquinaba su respuesta.- Porque yo soy el "ayudante" de ese infame, repulsivo y manipulador ser que todos ustedes conocen como "Cupido"… y créanme, que cuando les digo que no es ese lindo angelillo que vuela por doquier haciendo felices a los demás es porque soy fiel testigo de que es verdad.-

 -¿Quién es Cupido entonces?.- Guardó silencio por algunos segundos.- Es el hijo primogénito de Afrodita, un dios nacido y criado bajo las artes de los placeres y la seducción. Su misión en el universo es la de jugar y divertirse de la forma más perversa y cruel que existe, reuniendo todos los recursos necesarios para causar daño en los débiles y patéticos corazones de todo aquel que él selecciona y llama como "victimas".

-¿Qué relación tengo con él?...- Su irritación e ira se hizo más visible con el solo recordatorio de la unión que mantenía con aquel ser. Apretó sus puños y quijada, la sola mención de aquello le producía nauseas.-… Fácil de responder, soy hermano de ese mal nacido. En los primeros escritos aparezco con el seudónimo de Anteros y sí, soy un dios y el segundo hijo de afrodita. Fui traído a este mundo con el único fin de servir a "El gran Cupido", utilizando mis poderes y habilidades en los mortales escogidos por ese ruin, con el único propósito de divertirlo.

 Estaba por proseguir hasta que un par de golpes lo regresaron a su realidad. Se movió sin mucho interés del enorme ventanal de su habitación y se encaminó hacia la puerta. Una traviesa y juguetona sonrisa se dibujó en sus labios al contemplar a la bella y joven doncella que había hecho acto de presencia en su alcoba y la cual mantenía su vista en el suelo intentando no mirarle de frente.

-Joven señor, lamento interrumpirle pero mi amo requiere de su presencia y…- No terminó de dar su mensaje cuando JaeJoong la había callado abruptamente, tomándose la libertad de inspeccionar su terso cuello con su boca, sintiéndose desfallecer al estar consciente de lo que aquel dios pensaba hacerle.

-Hablas demasiado...- Soltó fríamente pero sin perder el tono seductor.

 Sonrió más ampliamente para sí al notar como la tez de esa chiquilla se erizaba con el solo roce de su aliento sobre su piel expuesta. Siempre era lo mismo, no había en este mundo ningún tipo de mujer fuese mortal o no, que pudiera resistirse a sus encantos.

-“Todas son iguales".- Pensó con infinito hastío.

 Dejo de lado el cuello de la mujer para apropiarse de sus labios. Los beso hambriento, deseoso de saciar esa imparable sed que día con día lo consumía sin poder encontrar algún tipo de alivio, sin embargo, nunca ocurría nada. El malestar continuaba presente, sin importar las miles de bocas y pieles que tocara para buscar consuelo. La soltó de repente y con molestia, notando como la joven mujer caía pesadamente al suelo después de que está le había intentado decir que su nueva misión estaba programada. La miró con desprecio y sin más se marchó de ahí sin importarle en lo más mínimo si está se encontraba lesionada o no.

 No tardo más que algunos cuantos minutos el llegar hasta el gran salón principal en donde otra hermosa doncella le dio la bienvenida. De inmediato se acercó a su lado, parecía más que encantada de tenerle cerca y saciar todo tipo de necesidades por las que estuviese atravesando. Estuvo tentado de salir con ella rumbo a su alcoba y saciarse de aquella suculenta mujer, más la imagen de su hermano apareció en su mente arruinando como siempre su deliciosa y placentera idea.

 -"Maldición".- Especuló con tedio, retirándose de encima a la chica para así terminar de llegar hasta su objetivo.

 Y ahí estaba él, como siempre vigilando los pasos que realizaban los desafortunados mortales que tiempo atrás habían sido escogidos por su mano. Todos y cada uno de sus torpes movimientos eran estudiados a través de un pequeño estanque.

-Vaya, hasta que te dignas a aparecerte.- Su gruesa voz resonó en las paredes de la habitación denotando de inmediato su enfado, cosa que en lo absoluto perturbo a JaeJoong.

-Estoy aquí, no.- Respondió seca e indiferentemente.- ¿Ahora qué quieres?.- Le dijo sin mayores complicaciones, notando como esté giraba para verlo de frente. Sus ojos bañados en ese rojo carmesí le demostraban su furia pero aun con todo y eso no se inmuto.

-Te tengo ya a una nueva víctima.- Sonrió con maldad.

 No podía evitarlo y es que simple y sencillamente el poder disfrutar del dolor y sufrimiento de un alma mortal atormentada era una deliciosa sensación. Le entregó a JaeJoong un blanco pergamino para nuevamente retirarse a su lugar favorito, aquel pequeño estanque que tanta diversión y satisfacción le producían.

-Ahí encontraras toda la información que necesitas para poder actuar.- Dio a conocerle, manteniendo su atención en el agua.

Abrió los pliegues de aquel pergamino y enseguida la vio, así que ella sería la siguiente en la interminable lista de aquel desquiciado.

-¿Cuando tengo que partir?.- Habló tranquilamente contemplando aun la imagen de la chica.

-De inmediato.- Fue la respuesta del joven Dios.- Recuerda que entre más rápido realices tu trabajo, más rápido saldaras tu deuda conmigo y… conseguirás tu anhelada libertad.- Rio con perversión al observar como JaeJoong llevaba inconscientemente su mano al hombro que contenía la marca que su propio hermano le impusiera no hace muchos siglos atrás.

-En ese caso me marcho.- Rugió entre dientes tratando de contener su furia.

 Sabía que con aquella marca en su cuerpo jamás lograría hacerle el mayor de los daños, por esa misma razón le provocaba a sabiendas de que nada podía hacer en su contra. Por el momento no le quedaba otra opción que la de obedecer y esperar, esperar el momento en que por fin fuese libre para así hacerle pagar a su hermano por tantos siglos de represión.

 __________

 El sol de la tarde brillaba con suavidad, dibujando en los cielos siluetas en tonalidades violetas y naranjas. El caluroso viento del verano soplaba con ligereza, logrando que sus largos cabellos castaños se elevaran rozando con gracia sus sonrosadas mejillas. Suspiró con resignación, no pudiendo creer aun que llevara tanto tiempo escondida de tras de ese árbol si se suponía hoy sería “el gran día”. El día que por tanto tiempo había postergado, el día en que por fin le revelaría a ese chico lo que tanto la agobiaba.

-Vamos, tienes que ser valiente… por lo menos una vez en tú vida.- Se animaba inútilmente mientras continuaba contemplando de lejos a la razón de sus tormentos. Su corazón latió con tanta brusquedad que imaginó que saldría de un solo salto de su pecho. Se aferró con mayor fuera del tronco áspero de aquel árbol que le servía de refugio y de pronto lo vio.

-Ahí esta él...- Sus mejillas estaban totalmente rojas con solo verle parado vislumbrando el atardecer. Deseó acercarse, estar a su lado y ver la llegada de la noche juntos, pero nada… ninguna parte de su inmóvil cuerpo se dignaba a responder las órdenes que su cerebro demandaba una y otra vez.

-Min Ho…- Susurró con pesar al ver como uno de los profesores aparecía justo frente al joven y este se marchaba de aquel lugar junto con él.- De nuevo perdí la oportunidad.- Habló entristecida al saberse completamente sola en aquel lugar.

 Otro día que transcurría y otra oportunidad que era tirada a la basura, por culpa de sus absurdos miedos e inseguridades.

-Será mejor que me marche.- Tomó su mochila y comenzó con el largo camino hacia su departamento. No obstante, estaba tan sumergida en su plan fallido que ni siquiera se percató de la presencia que desde hacía un buen rato la espiaba con sigilo e insistencia.

 El manto nocturno hacía su entrada triunfal en toda la ciudad en donde las luces de las calles poco a poco iluminaban con tenues resplandores, y el alboroto del día casi no era ya persivible.

 Sus profundos ojos ahora bañados por el rojo de la sangre vigilaban con recelo cada simple acción de aquella chica. Podía percibir todo un torbellino de sensaciones apoderarse de ella con cada simple respiro de su parte. Angustia, tristeza, desesperación, soledad, todas esas emociones se amontonaban dentro de su ser ocasionando que los fuertes latidos de su corazón llegaran a sus sensibles oídos. Sonrió arrogantemente saboreando casi al instante su final en esta misión.

-Esto será demasiado sencillo.- Rio con descaro mientras continuaba observándola a distancia, notando como la castaña se tropezaba sin más cayendo en el duro pavimento con todas sus pertenecías regadas a los alrededores.

-En verdad que es torpe.- Amplió aún más su impersibible sonrisa al verla. No comprendiendo muy bien como alguien así de desastroso lograba sobrevivir en un mundo como este.

-Soy todo un caso.- Se dijo apenada del espectáculo que acababa de hacer. Sus mejillas estaban sonrojadas por todas las miradas que había recibido de las personas que estaban presentes y las que para colmo le dedicaban uno que otro comentario desagradable por haberla visto caer. Se sintió un poco más aliviada al ver a las cercanías su departamento, agradeciendo el por fin estar sola en la comodidad de su hogar, lejos de todos aquellos que se burlaban de su persona.

Estaba por tomar las llaves para poder entrar cuando de pronto una extraña e inexplicable sensación le caló los huesos. Miró el movimiento de ese enorme árbol frente a su casa, estaba casi segura de haber visto algo pero… no, era imposible de que realmente fuese aquello que se imaginaba. De nuevo volteó a todas direcciones y nada, seguramente su imaginación jugaba otra vez con ella como era su costumbre.

-Demonios, eso estuvo cerca.- Se recriminó mentalmente mientras se ocultaba mejor sobre las ramas de ese viejo árbol.

 Por un momento le pareció haber sentido la mirada sigilosa de Shin Hye sobre el escarlata sangre de la suya. Sonrió levemente pasando los dedos por el contorno de sus labios al repasar a la peculiar presa que esta vez caía en sus manos. Tal vez esta misión no resultaría ser tan fácil como en un principio supuso pero aun así, no tendría más remedio que cumplir con las órdenes que le habían encomendado.

 Bajó ágilmente de entre las ramas al ver la soledad de las calles, convencido de que no corría el riesgo de exponerse.

-Park Shin Hye...- Pronunció sin ningún tipo de emoción en sus palabras el nombre de su próxima víctima, avanzando paso a paso a la entrada de aquel departamento por donde la castaña había ingresado.-… Después de todo, tal vez sí seas un reto interesante.- Rio con un dejo de diversión marcado en sus labios al ver la sombra de la joven moverse por el sitio.

 Por ahora no tenía más opción que retirarse, aun necesitaba planear todos y cada uno de sus movimientos, para que así el macabro juego de "Cupido"… por fin diera inicio.

 Continuara…

By: Silvia Rivera Polanco                                     Capítulo Siguiente -->        

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...